Estados Unidos es un gigante del esquí, con una diversidad de estaciones y paisajes que no tiene comparación. Desde las icónicas pistas de Aspen, Jackson Hole o Vail hasta joyas menos conocidas como Big Sky o Tahoe, cada zona tiene personalidad propia. Aquí el esquí se vive con estilo, con una mezcla perfecta entre calidad de nieve, infraestructuras de primer nivel y cultura montañera. Las Rocosas ofrecen terreno amplio, verticalidad y mucho powder; mientras que en California y Utah, estaciones como Mammoth o Snowbird sorprenden por su variedad y su nieve seca.
Pero más allá del esquí, lo que enamora es la experiencia completa: lodges con encanto, après-ski auténtico, paisajes cinematográficos y una hospitalidad que hacen que uno siempre quiera volver. Tras años de viajes, conocemos bien estas montañas. Es la clave para diseñar aventuras a medida, con alma.