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¿Cómo actuar en caso de avalancha?

Si practicas deportes de invierno, diversas situaciones pueden sorprenderte durante una jornada de montaña. Una de ellas son las avalanchas, uno de los fenómenos más impactantes y peligrosos que tienen lugar en zonas con grandes acumulaciones de nieve.

Los aludes pueden tener lugar tras la sucesión de nevadas, combinadas con determinadas condiciones de viento, temperatura y humedad, provocando que la nieve no se estabilice correctamente. Estas condiciones dan lugar a la formación de avalanchas, fenómenos que en muchos casos podrían evitarse si no interviniera el factor humano.

Por suerte, hoy en día existe mucha información acerca de los aludes. Claves que cualquier amante del esquí y el freeride debe dominar para ser consciente del medio en el que mueve. En Kaihópara estamos muy concienciados del riesgo que representan las avalanchas, razón por la que nuestro equipo está compuesto por grandes expertos en la materia que saben cómo prevenirlas.

Tipos de aludes

De nieve reciente: Este tipo de avalanchas son las más destructivas. Arrasan todo lo que encuentran a su paso a velocidades entre 100 y 300 km/h y tienen lugar después de fuertes nevadas.

De placa: Este tipo de alud es el más frecuente. En este caso, una placa de nieve compacta se desprende del resto del manto iniciando una caída de nieve. Este tipo de avalanchas suelen ser activadas por el ‘corte’ de algún esquiador.

De fusión: Normalmente se producen cuando se aproxima el fin del invierno y en primavera, momento en el que hay un aumento del contenido de agua sobre el manto de nieve. Son bastante previsibles y su caída es lenta.

Tipos de aludes

De nieve reciente: Este tipo de avalanchas son las más destructivas. Arrasan todo lo que encuentran a su paso a velocidades entre 100 y 300 km/h y tienen lugar después de fuertes nevadas.

De placa: Este tipo de alud es el más frecuente. En este caso, una placa de nieve compacta se desprende del resto del manto iniciando una caída de nieve. Este tipo de avalanchas suelen ser activadas por el ‘corte’ de algún esquiador.

De fusión: Normalmente se producen cuando se aproxima el fin del invierno y en primavera, momento en el que hay un aumento del contenido de agua sobre el manto de nieve. Son bastante previsibles y su caída es lenta.

  • Antes de iniciar un descenso, evaluar la pala de la montaña.
  • Evitar ir solo por fuera de pistas. Descender acompañado y de uno en uno por las zonas de riesgo.
  • Saber cómo utilizar los equipos de rescate y asegurarse de que estén en óptimas condiciones (A.R.V.A, mochilas antiavalancha, etc). ¡Hay que llevarlos siempre para esquiar por fuera de pista!
  • Evitar las zonas con acumulaciones de nieve recientes y laderas con pendientes muy pronunciadas.
  • Si te ves sorprendido por un alud, intenta escapar hacia un lateral manteniéndote sobre los esquís si es posible.
  • Si te atrapa, trata de proteger boca y nariz formando un hueco que te permita respirar y evitar el riesgo de asfixia.
  • Si te ves envuelto un alud, intenta nadar hacia la superficie
  • Analizar el riesgo de réplicas de avalanchas antes de intentar un rescate.
  • Llevar un móvil con la batería cargada.

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